lunes, 18 de noviembre de 2013

Día del Militante


Desde hace varios años se festeja el 17 de noviembre el Día del Militante. El hecho que se recuerda es el regreso de Perón a la Argentina en 1972, que fue previo a su regreso definitivo unos meses más tarde.

No es para nada casual que el kirchnerismo sea quien organiza actos y festejos en torno a este día. Después de todo aquel regreso fue el preparativo para el regreso de un año después.

Aquel regreso que se inició con la masacre de Ezeiza (que tuvo a Abal Medina padre y a Rucci entre sus organizadores), posteriormente la creación de la Triple A, la expulsión de la Plaza y todo lo que vino después. La P-2, López Rega, las primeras desapariciones y asesinatos. Y más adelante en el tiempo el Rodrigazo y el Operativo Independencia. Todo servido en bandeja para que comience la mayor tragedia de la Historia Argentina, sumado, bueno es reconocerlo, a la imprudencia y errónea visión estratégica de las organizaciones armadas, pero que aún considerándolas como corresponsables no justifican en nada el terror desatado.

La "juventud maravillosa", que con bombas y fusiles se enfrentó a las diferentes dictaduras por un ideal (bueno o malo) que intentaba traer a su líder de vuelta fue utilizada vilmente por Perón y su equipo. Una vez que el caudillo volvió, los jóvenes idealistas tuvieron que irse por donde vinieron silbando bajito. Y lo mismo que hizo Perón lo hizo este Gobierno.

El kirchnerismo es aquella fuerza que se lanzó al poder con las banderas de la justicia social, los derechos humanos, la "transversalidad" y el proyecto "nacional y popular". Descolgando cuadros, invitando a Fidel, abrazándose con las Madres, despotricando contra la Rural y el Grupo Clarín. Seduciendo a las masas jóvenes rebeldes.

¿Y con que fin? Con el fin de darle el poder a los caudillos conservadores de siempre, a las grandes corporaciones, a las multinacionales y a los fondos buitre. Porque al final, por más juventud que haya cantando "Vengo bancando este proyecto" todo termina en lo mismo: En el poder que siempre se pasa de mano en mano entre los mismos de siempre.

Y la juventud maravillosa K no se quiere dar por aludida. Defienden todos los desastres económicos y sociales, se tragan cualquier escándalo de corrupción y justifican a cualquier eventual aliado para defender al proyecto. Un proyecto en donde son convidados de piedra. O mejor dicho, simples idiotas útiles. Salvo, claro está, aquellos que dirigen empresas o tienen cargos, que si consiguieron una tajada.

¿Habrá que esperar que Cristina los eche de la Plaza gritándoles "imberbes" para que reaccionen?

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