miércoles, 20 de noviembre de 2013

Una renovación


Y entre tantos cambios en el Gabinete también deja su cargo Guillermo Moreno, el controvertido Secretario de Comercio.

¿Qué podemos decir sobre el Secretario que no se haya dicho ya? Más allá de los que lo idolatren por ir a las asambleas de Clarín a los gritos y con guantes de boxeo su gestión deja mucho que desear. Desde la grosera intervención al INDEC hasta su más reciente autorización a que suban precios de productos esenciales. Pasando por la persecución, patotas mediante, a los trabajadores del INDEC, su patrimonio que se incrementó gracias a la compra de bonos en dólares y una lista de fracasos: Las cosechadoras a Angola, el cedin, los acuerdos de precios y la SuperCard. Esto sin contar con sus desprolijas trabas a las importaciones que afectaron negativamente a decenas de empresas.

Su partida se da en momento de plena reconciliación del Gobierno K con la usura internacional. Acuerdo con el Banco Mundial, arreglo de los juicios con el CIADI y tratativas con el FMI sobre el nuevo acuerdo de precios. Claro que esto, lejos de ser una nueva faceta del kirchnerismo, es la misma de siempre.

Recordemos que la intervención en el índice de precios no se daba por motivos patrióticos. Al negar la inflación se sobreestimaba el crecimiento del PBI. Los que salían perdiendo eran los que tenían los bonos atados a la inflación, sobre todo el ANSES, y salían ganando los que tenían los bonos atados al crecimiento, sobre todo los grandes empresarios. En resumen, salían perdiendo los jubilados.

Moreno, quien también era un asiduo participante en galas en la embajada de EEUU (en donde no iba con guantes ni cascos, sino que se comportaba como un caballero), fue cómplice de una de las mayores estafas de la Historia argentina. Fue también cómplice de este ajuste por inflación que se viene dando hace años y que afecta a los sectores más carenciados.

En resumen, la partida de Moreno sirve para dos cosas. Por un lado nos muestra lo que es un verdadero kirchnerista: El discurso eufórico y patriótico que oculta intereses contrarios al país. Y por el otro, lamento desilusionar a quien sea optimista, pero su partida no hace otra cosa que renovar el rumbo. No lo cambia, solo le da nuevos impulsos, al igual que los otros cambios en el Gabinete.

Mientras tanto en la cartera de Economía el "marxista" Kicillof concentra todo el poder. Partidario de desdoblamiento, su propuesta deberá enfrentarse con las instrucciones del FMI que prohíben terminantemente que haya más de un tipo de cambio oficial. Sea como sea, en la Argentina post-kirchnerista todo gira en torno en el beneficio al poderoso a costas de los perjuicios al resto.

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