lunes, 4 de noviembre de 2013

No conformarse con la peor de las democracias


Un viejo dicho de la política dice que es preferible la peor de las democracias antes que la mejor de las dictaduras. Un dicho al cual suscribo completamente. Pero hay que entender también que con la democracia sola no basta. Porque, a diferencia de lo que decían hace 30 años, no alcanza con la democracia para comer, curar y educar.

Yendo a lo estrictamente político ¿podemos hablar de democracia? Claro que comparando con la situación existente en los años 80 donde existía la constante presión desestabilizadora por parte de los militares y sus patrones civiles, en este contexto actual estamos mucho mejor. No obstante, aún queda mucho por aprender.

Los partidos se han vaciado de contenido. No buscan alianzas coherentes. Y todos en su gran mayoría se guían por el personalismo y las decisiones arbitrarias. Lejos de buscar acuerdos para temas estructurales del país toda la discusión política pasa por llegar al poder.

Pero también a los ciudadanos nos falta para ser democráticos. Nunca aprendimos a votar o a hacer valer nuestros derechos. Esta sociedad elige personas o propagandas por encima de propuestas o proyectos. Y es por eso que reina la impunidad. Por eso está lleno de caudillos que se creen amos y señores de los territorios que gobiernan. Por eso mismo un día cantamos "Que se vayan todos" y en la siguiente elección todos vuelven.

No hay mucho que esperar de los de arriba. Lamentablemente la clase política, salvo excepciones, hoy está viciada de corrupción y deshonestidad. Pero si queda mucho por hacer aquí abajo.

En tanto el pueblo no se organice para defender sus derechos y para controlar las decisiones del poder podrán venir 300 años más de democracia y nada cambiará. La democracia política no tiene que depender de los que ocupen cargos de poder. Tiene que ir de abajo para arriba.

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