Con el 40 aniversario del asesinato del secretario general de la CGT el tema volvió al tapete de la discusión mediática. Desde este humilde blog solo haré dos consideraciones.
La primera, hoy en día los burócratas sindicales (ya sean oficialistas u opositores) reivindican a José Ignacio Rucci y lo consideran un ejemplo a seguir. Pero la realidad muestra que Rucci era, además de un burócrata, un asesino. Fue responsable de la masacre de Ezeiza y estuvo entre los fundadores del terrorismo peronista de derecha (incluyendo la Triple A). Al respecto comparto este excelente informe de Carlos Petroni quien dedica una parte importante de su sitio web a recopilar información sobre el terrorismo peronista de los 70.
Y lo segundo ¿es su asesinato un crimen de lesa humanidad? La discusión está latente. Nuestro sistema jurídico cosidera que son delitos de lesa humanidad aquellos cometidos de forma sistemática contra la población civil con conocimiento de dicha acción. Sobre que agente los lleva a cabo se interpreta generalmente que solo por el Estado o agentes con protección estatal, ya que así lo consideró el Derecho Internacional hasta bien entrados los 90, cuando incorporó a organizaciones independientes del Estado.
Esto significa que los crímenes cometidos por organizaciones no estatales, por caso la guerrilla en los años 60 y 70 (y 80) no caen en esa categoría de lesa humanidad, ya que en aquellos años no se consideraba que esos crímenes cometidos por no estatales fueran contra la humanidad. Sin embargo, hay evidencias de que en el asesinato de Rucci hubo participación estatal de funcionarios de la gobernación bonaerense que habrían posibilitado ese atentado
Por lo tanto la discusión es válida. Lo que no se válido es intentar usarlo como precedente para juzgar toda acción de la guerrilla, violando el principio jurídico fundamental de la prescripción. Solo aquellas acciones que hayan sido realizada con connivencia o apoyo estatal podrían entrar en esa categoría.
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