martes, 24 de septiembre de 2013

Esperando por Justicia

¿Qué tienen en común Grassi, Bulacio, De la Rúa y Menem? Que los tres casos son un reflejo de la justicia selectiva y parcial que tenemos.

Grassi es finalmente encarcelado después de 11 años de causa. Walter Bulacio fue asesinado en 1991 y recién 22 años después (intervención de la CIDH mediante) comienza el juicio oral. Y este mismo año, 13 años después, tiene lugar el juicio por las coimas en el Senado.

También por estos días tuvo lugar las prescripciones de la causa por enriquecimiento ilícito de Kohan y la cuenta en Suiza de Menem. En ambos casos porque el tiempo pasó.

Síntomas de un sistema político enfermo donde el cura, el policía, el empresario, el político, el poderoso en pocas palabras, tiene todo el tiempo del mundo y todas las facilidades, mientras los ladrones de gallinas y los perejiles caen en seguida. Pero ya que, evidentemente, vivimos en un mundo donde tanto tiene uno tanto vale que por lo menos haya agilidad y no dilataciones ridículas.

Y este tipo de cosas no conmueven al poder político, ni oficialismo ni oposición. El Gobierno dice preocuparse por estos asuntos pero los usa como pretexto para avanzar sobre el Poder Judicial y buscar una justicia adicta, además de buscar proteger al Estado de las cautelares, valga la paradoja. Y de parte de la oposición, salvo pedir hipócritamente por la República, no se le reclama nada la Justicia porque los quieren ir ganando antes de llegar al poder.

En este marco avanzar con reformas en el Código Procesal Penal que aceleren los juicios y eviten las bucrocracia parece una utopía. Y la idea de tener una Justicia transparente e imparcial resulta más imposible y utópico aún.

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