viernes, 13 de septiembre de 2013

Trata, trabajo sexual y leyes argentinas


El día de ayer el Senado dio media sanción al proyecto de Aníbal Fernández que penaliza el consumo de trabajo sexual resultante de la trata.

Seguramente la intención sea buena, pero me parece que es una ley muy difícil de implementar. ¿Cómo se supone que el cliente va a saber si es trata o no? De todas maneras, vale el esfuerzo. Aunque difícilmente sirva para combatir la trata ¿o acaso penalizar el consumo de estupefacientes sirvió para combatir el narcotráfico?

Pero es necesario de una vez por todas apartar ciertas ideas conservadoras que todavía calan hondo en el inconsciente colectivo.  Prostitución y trata son dos cosas diferentes, se las debe tratar por separado y hay que entender que no son igual de malas.

La trata, es decir, el secuestro y esclavitud sexual, es delito. No hace falta hacer aclaraciones.

Tampoco hace falta aclarar que todo tipo de trabajo sexual, forzado o no, que involucre menores es delito.

Con la prostitución el tema es más complejo. Estrictamente hablando, la prostitución entendida como el hecho de recibir dinero a cambio de mantener relaciones sexuales no es delito. Y si lo fuera estaría violando el derecho a la intimidad que resguarda la Constitución en el artículo 19.

Lo que si está penalizado es el proxenetismo, entendido como el trabajo sexual en relación de dependencia. Esto está penado por el artículo 127 del Código Penal. También está vigente una ley del año 1937 sobre profilaxis que en su artículo 15 prohíbe los prostíbulos. Por lo tanto el diputado santacruceño que defendía los prostíbulos estaba haciendo apología del delito.

La situación entonces es difícil. Las trabajadoras sexuales autónomas (que las hay) se encuentran ante un vacío legal. Su trabajo no se encuentra regulado ni legislado. Eso es aprovechado por los proxenetas de turno (incluyendo a los poderosos) que se aprovechan de la vulnerabilidad de estas mujeres para tenerlas sometidas. De esta forma las "protegen".

Por lo tanto ambas cuestiones se tienen que trabajar por separado. Por un lado es urgentemente necesario combatir la trata atacando a sus verdaderos culpables, que no son sus clientes: Son los secuestradores y el poder (policial, político y judicial) que los encubre. También es necesario atacar a quienes tienen prostitutas subordinadas y a quienes les piden dinero a cambio de trabajar.

Y por el otro es necesaria la sanción de una ley de trabajo sexual autónomo (tal como lo plantea la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina) que le de a las trabajadoras (y trabajadores) sexuales la posibilidad de ejercer su trabajo sin necesidad de buscar asociarse con proxenetas u otro tipo de delincuentes.

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