sábado, 21 de septiembre de 2013

Kirchnerismo y mano dura: Una historia de vieja data


La designación de Granados y el proyecto de Insaurralde de baja de imputabilidad parecen señalar un viraje del Gobierno hacia la mano dura. Pero esto solo desde lo discursivo, porque el kirchnerismo casi desde sus inicios tuvo políticas en ese sentido, por más "sensación de inseguridad" que hayan dicho.

Cabe recordar que la mayor parte de los ministros de Seguridad o de Justicia que tuvo el kirchnerismo distaban mucho de ser progresistas o izquierdistas: Béliz, Iribarne, Aníbal Fernández, Alak, Puricelli. Las únicas excepciones podrían ser Rosatti y Garré, que tampoco entran en esa definición, pero eran menos conservadores que los anteriores.

En el año 2004 fue el año de las manifestaciones de Blumberg. Por aquel entonces Kirchner se reunió en la Rosada con el "ingeniero", se sacaron la foto junta para los diarios y los diputados oficialistas votaron su paquete de leyes a libro cerrado. Esas leyes establecían penas ridículas y resultaron un fracaso para combatir la inseguridad.

Desde el oficialismo siempre se opusieron (hasta ahora) a bajar la edad de imputabilidad. Pero en estos 12 años nunca modificaron el régimen penal de la dictadura vigente desde la dictadura que juzga a los menores que delinquen de acuerdo a su condición social y los pone a disponibilidad de un juez.

El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner fue el que puso en marcha los operativos Centinela, Cinturón Sur, Acceso CABA y Vigía que militarizan zonas del conurbano por medio de la gendarmería y la prefectura. También puso en marcha el Escudo Norte que militariza las fronteras por medio del uso de las FFAA, violando las leyes de Seguridad y Defensa vigentes (operativo que igualmente fue fallido).

En todos estos 10 años de kirchnerismo fue en crecimiento el gatillo fácil, las torturas en cárceles y comisarías, las pésimas condiciones carcelarias.

Esto sin contar con las leyes anti-terroristas, el Proyecto X, las patotas sindicales y barras bravas y todas las acciones destinadas a perseguir o reprimir manifestantes.

Entonces, cuando el Gobierno va hacia la mano dura es de preocuparse porque significa que va a ser más represivo de lo que fue hasta ahora. Lo cual ya es demasiado.

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